jueves, septiembre 19, 2024
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Putin fue nombrado primer ministro ruso hace 25 años. ¿Qué explica por qué permanece en el poder sin interrupción? – Resumen ejecutivo

Hoy se cumple 25 años del primer nombramiento de Vladimir Putin como Primer Ministro de Rusia, un acontecimiento que transformó profundamente el panorama político del país. Designado por Boris Yeltsin el 9 de agosto de 1999, Putin ha mantenido una posición dominante en la política rusa desde entonces, con un ascenso que culminó en su presidencia y un liderazgo que persiste hasta el día de hoy.

Vladimir Putin fue nombrado Primer Ministro de Rusia por Boris Yeltsin en 1999, en medio de una crisis política y económica que atravesaba el país. En octubre del mismo año, Putin ordenó una intervención militar en Chechenia, acción que al parecer resultó en una prolongada campaña militar que no terminó hasta abril de 2009. Desde entonces, Putin ha consolidado significativamente su poder, lo que ha llevado a una importante reestructuración del gobierno ruso. instituciones.

La consolidación del poder.
Durante estos 25 años, Putin ha sido ampliamente criticado por transformar Rusia en una “dictadura personalizada”, en opinión del politólogo ruso Mikhail Komine. Komin señala en una entrevista con DW que Rusia, aunque no es una dictadura totalitaria como Corea del Norte, exige cada vez más lealtad de sus ciudadanos. Según él, Putin debilitó las instituciones políticas y centralizó el poder para concentrarlo en sus manos. «Hoy en día, todo el poder en el Estado ruso está concentrado en manos de una sola persona: Putin», dice Komin.

La transformación comenzó con la eliminación de la autonomía regional, mediante la creación de representantes presidenciales en las regiones, que sirvieron como instrumento crucial para el control del Kremlin. El politólogo explica que esta medida fue fundamental para consolidar el poder de Putin garantizando su influencia sobre los gobernadores y los principales empresarios locales.

Crítica y represión
Grigori Nizhnikov, un politólogo ruso radicado en Finlandia, dice a DW que Putin destruyó centros de poder autónomos, como los oligarcas, y centralizó el sistema a su alrededor. A pesar de varios desafíos, como las protestas posteriores a las elecciones parlamentarias de 2011, la anexión de Crimea en 2014 y los disturbios posteriores a la reforma de las pensiones de 2018, Putin logró eliminar a la oposición y mantener su control. Nizhnikov subraya que “con cada uno de estos acontecimientos se eliminaban nuevos opositores”, lo que llevó a la falta de alternativas significativas para el presidente.

Mikhail Komine critica también el debilitamiento sistemático de los tribunales durante el segundo mandato de Putin. Señala que la independencia judicial se ha visto seriamente comprometida a medida que se ha otorgado más poder a jueces leales al gobierno, lo que ha contribuido a la represión estatal contra los ciudadanos.

Manipulación de la memoria histórica
Alexander Bibkov, sociólogo ruso, critica la manipulación de la memoria histórica bajo el régimen de Putin. Sostiene que el gobierno promueve una visión idealizada de Rusia, eliminando los aspectos negativos de la historia y creando una imagen de un país armonioso y próspero. Bibkov describe esta manipulación como la creación de una «imagen del Gallo Dorado», donde Rusia es retratada como una nación de valores tradicionales y lealtad incondicional, ignorando conflictos y problemas reales.

Futuro y desafíos
Aunque Putin fue reelegido en mayo de 2024 para otro mandato de seis años, expertos como Mikhail Komine y Grigori Nizhnikov creen que el presidente puede permanecer en el poder más allá de 2030. Komin señala que la edad física de Putin es actualmente el único límite real a su permanencia . en el poder, mientras Nizhnikov enfatiza que la falta de alternativas políticas y el miedo al cambio contribuyen a la estabilidad del régimen.

El sociólogo Bibkov añade que la tradicional necesidad de Rusia de un liderazgo fuerte perpetúa la idea de que la estabilidad actual es preferible a cualquier cambio futuro. “Los rusos a menudo culpan a los gobernadores y no a Putin por los problemas. La idea es que si Putin lo supiera, resolvería el problema inmediatamente”, afirma Bibkov.

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