Cerca de las Bermudas, el Atlántico es el más ácido en cuatro décadas; entender | Energía y ciencia

Cerca de las Bermudas, el Atlántico es el más ácido en cuatro décadas;  entender |  Energía y ciencia

El Océano Atlántico cerca de las Bermudas es el más ácido en 40 años, según un estudio Pexels

A unas 50 millas al sureste de las islas Bermudas, los científicos del Estudio de series temporales del Atlántico de las Bermudas (BATS, por sus siglas en inglés) han estado recolectando muestras mensuales de la física, la biología y la química de la superficie y el fondo del océano desde 1988. Los últimos hallazgos del equipo fueron publicados en Frontiers en Ciencias del Mar el 8 de diciembre e indican un aumento en la acidez y temperatura de las aguas, así como una disminución del oxígeno.

En la estación de monitoreo BATS, se ha observado un aumento de temperatura de 0,24°C cada década desde la década de 1980 en la superficie del océano Atlántico Norte subtropical, lo que significa un océano 1°C más cálido que hace 40 años. Además, la salinidad aumentó, mientras que las aguas perdieron oxígeno.

Los datos indican que la cantidad de oxígeno disponible para los organismos vivos disminuyó un 6% y la acidez aumentó un 30%, lo que implica menores concentraciones de iones de carbono. Esto afectaría, por ejemplo, a la capacidad de sostener caparazones en animales que los tengan.

«La química de las aguas superficiales del océano en la década de 2020 está fuera del rango estacional observado en la década de 1980, y el ecosistema oceánico vive ahora en un entorno químico diferente al observado hace unas décadas», explica Nicholas Bates, investigador del Instituto de una declaración de Bermuda Ocean Sciences. «Estos cambios se deben a la absorción de CO2 antropogénico de la atmósfera».

Las estaciones que proporcionaron datos para este estudio son sólo dos de varias estaciones repartidas por los océanos del mundo, en algunas de las cuales ya se han observado procesos similares. Las estaciones frente a Hawái, las Islas Canarias, Islandia y Nueva Zelanda también son clave para monitorear los cambios a largo plazo.

Los investigadores también destacan la importancia de recopilar datos durante períodos prolongados para predecir cambios futuros basándose en cambios ocurridos en el pasado reciente. «También son testigos de los cambios ambientales regionales y globales y de los desafíos existenciales que enfrentaremos como individuos y sociedades en el futuro cercano», concluye Bates.



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