Muy utilizada cocida, pero también frita en snacks o cruda en ensaladas, es un ingrediente versátil que se presenta en dos conocidas versiones: cebolla blanca y cebolla roja.
Según la ONU (Naciones Unidas), 175 países cultivan cebolla, más del doble de los que cultivan trigo.
Libia es el campeón mundial en consumo, con 33,6 kg/año por persona.
Entre los principales beneficios se encuentran el potencial antioxidante, antialérgico y antiinflamatorio, lo que ayuda a prevenir el cáncer, las cataratas, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades virales. Además de ser nutritivo, contiene pocas calorías.
cebolla blanca
Es la más común y la más utilizada en el día a día, por su sabor y también porque es más económica y fácil de encontrar, además de ser menos calórica que la cebolla morada. Tiene un aroma más fuerte, es más ácido. Según los nutricionistas, el ingrediente es rico en vitamina C, vitamina B1 y B2, que ayudan a mantener alta nuestra inmunidad.
Cebolla morada
Es naturalmente más dulce y menos picante. Contiene calcio, hierro, fósforo y magnesio, minerales importantes para la producción de hormonas en el cuerpo. Contiene antocianinas, que son los pigmentos responsables de su color. Las antocianinas son compuestos fenólicos solubles en agua que son muy inestables a altas temperaturas.
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