ESPACIO ABIERTO | No hay recursos humanos en las universidades, no hay desarrollo en Paraná

La reducción del personal de las universidades estatales de Paraná ha llegado a su límite. Como resultado de una política basada en el estado mínimo, con recortes en el gasto público y transferencia de recursos al sector privado, el número de docentes y técnicos efectivos no es suficiente para continuar con las actividades de docencia, investigación y extensión. Sin la autorización del gobernador para abrir un examen público para el reemplazo de funcionarios públicos jubilados, fallecidos y despedidos desde 2014, la situación se agravó durante el período pandémico, en el que las nuevas leyes aprobadas a veces impiden el reemplazo, a veces crean dificultades insuperables para que sucedan. El caso de la deshidratación de recursos humanos se agrava en instituciones más antiguas, que recientemente cumplieron cincuenta años de existencia, Universidad Estatal de Londrina (UEL), Universidad Estatal de Maringá (UEM) y Universidad Estatal de Ponta Grossa (UEPG).

La estrategia adoptada por los últimos gobiernos ha sido ignorar las solicitudes de reposición del marco, dejando que expire el plazo para las licitaciones realizadas. La situación irregular llevó a los aprobados a acudir a los tribunales y obtener un resultado favorable. Sin embargo, el número de solicitudes de jubilación ha crecido a lo largo de los años, mientras que la negligencia permanece. Para sortear las pérdidas, decretos anuales han autorizado la contratación de docentes temporales que asuman actividades docentes con contratos cada vez más cortos. Con el tiempo, este colectivo llegó a representar alrededor del 30% del profesorado. Cabe aclarar que los trabajadores temporales no pueden asumir la administración, coordinación y clases y orientación en los programas de posgrado, los cuales se ven fuertemente afectados por esta política. Para colmo, se vetó el régimen de trabajo pleno de dedicación exclusiva a estos profesionales, desalentando su participación en proyectos de investigación y extensión, que junto a la docencia constituyen el trípode de la universidad pública.

En el caso de los técnicos, la situación es aún más grave, ya que no existe autorización para cubrir vacantes y peor aún, parte de las funciones se extinguieron de los servidores públicos del estado con la aprobación de la Ley 20199/2020. La promesa de transferencia de recursos para contratación externa no se cumplió, por el contrario, con las funciones extinguidas por la desaceleración, llegó la reducción de costos (LOA 2021). El impacto se produce en todas las actividades, incluidos los hospitales universitarios, en el momento exacto en que se enfrentan a la pandemia más grave que conocemos. En algunos servicios, la situación se vuelve aún más crítica con el retraso, si no denegación, de la autorización de horas extraordinarias, que acaban siendo más necesarias en este momento, por las ausencias impuestas por Covid-19, en paralelo con el aumento de la demanda en sectores como el cuidado de la salud.

Además de la drástica reducción de la fuerza laboral, creció la burocracia y la falta de respeto a la autonomía de las universidades, escritas en la Constitución del Estado y la Constitución Federal, pero ignoradas por el gobierno al crear nuevos mecanismos de control como, por ejemplo, la Comisión de Política Salarial. (CPS) que comenzó a administrar los recursos humanos de universidades a kilómetros de distancia a través de una pantalla de computadora. La amplitud del daño, ya sentido por los rectores y sus equipos, saldrá a la luz cuando se acumulen las colas en las puertas de los hospitales universitarios, se cierren los cursos y la calidad de la universidad pública que hoy es indiscutible, como se puede apreciar en la institucionalidad. evaluaciones y rankings nacionales e internacionales, cayendo en picado. En este momento, la promesa de hacer de Paraná el estado más innovador de Brasil no será más que retórica, porque sin servidores, las universidades estatales no se sostendrán y no apoyarán el desarrollo regional y los ecosistemas de innovación anunciados, como lo han hecho. lejos.

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Ricardo Dias Silva es arquitecto y urbanista por la UEL, Doctor en Arquitectura y Urbanismo por la USP y Vicerrector de la UEM

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