La lucha contra el hambre en Brasil necesita apoyo urgente de la ciencia, advierte ABC

La lucha contra el hambre en Brasil necesita apoyo urgente de la ciencia, advierte ABC
A medida que los efectos del cambio climático se sientan cada vez más en el planeta, el escenario de producción mundial de alimentos cambiará.

La ciencia necesita avanzar rápidamente para resolver el dilema de la próxima década –producir con cada vez menos suelo, agua, insumos y esfuerzo humano–, lo que será uno de los principales pasos hacia la lucha contra el hambre.

La advertencia aparece en el libro Seguridad alimentaria y nutricional: el papel de la ciencia brasileña en la lucha contra el hambre, que será difundido este jueves 14 de marzo por ABC (Academia Brasileña de Ciencias).

El libro es organizado por Mariangela Virgínia, miembro del directorio de ABC y responsable del grupo de trabajo sobre seguridad alimentaria. Hungría, también investigador de Embrapa, es uno de los principales expertos en el tema en el país. El trabajo reúne los resultados del trabajo de 41 autores, de 23 instituciones de investigación.

El objetivo es presentar un panorama del hambre en Brasil y señalar cómo la ciencia puede ayudar a la agricultura, las autoridades públicas y otros sectores a enfrentar la inseguridad alimentaria, un problema que se ha agravado en el país en medio de la pandemia y que podría empeorar en los próximos años con los impactos del cambio climático.

“Es necesario innovar creando ciencia ciudadana, en la que haya compromiso de distintos sectores. Porque sólo escuchando a toda la sociedad y construyendo esta ciencia conjunta podremos definir estrategias adecuadas para afrontar el hambre”, afirma Hungría.

Actualmente, Brasil es el cuarto productor de alimentos del mundo. Pese a ello, datos de PENSSAN (Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional) indican que, en 2021 y 2022, más de 33 millones de personas vivieron en una situación de inseguridad alimentaria severa, caracterizada por la privación de alimentos y el hambre.

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Una paradoja que sólo podrá resolverse con el apoyo de la ciencia y de políticas públicas de impacto, señalan los investigadores.

“El problema es este: Brasil es un gran productor de alimentos y tiene 33 millones de personas que pasan hambre. El hambre tiene múltiples causas y requiere estrategias científicas multidisciplinares”, destaca Hungría.

Para solucionar el problema, el libro destaca la necesidad de cooperación entre diferentes campos de la ciencia como forma de mejorar la producción de alimentos, valorar la agricultura familiar y permitir alianzas entre gobiernos, empresas y el tercer sector.

Entre las propuestas presentadas se encuentran la inversión en agricultura sostenible y regenerativa como forma de asegurar un mejor uso de los recursos; la adopción de políticas de prevención de desastres y gestión de riesgos climáticos; alentar a los pequeños agricultores; la adopción de una política de ingresos mínimos que garantice la seguridad alimentaria y la inversión en educación rural.

En las últimas décadas, la ciencia ha ayudado a la agricultura a producir más utilizando nuevas tecnologías, como el mejoramiento de plantas mediante ingeniería genética o el tratamiento de semillas. Pero el sector tendrá que afrontar nuevos desafíos en los próximos años.

Los tres principales son el tema climático, con acciones encaminadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la deforestación; la lucha contra el hambre y la promoción de una transición alimentaria justa, con la búsqueda de una mayor diversificación productiva y cambios en el uso de insumos; y la inclusión productiva de la población más vulnerable, con mayores oportunidades para quienes más lo necesitan.

“Este año tendremos una caída enorme en la producción debido a la sequía y el cambio climático. Tenemos que invertir en ciencia para tener plantas que resistan estas condiciones. Pero la lucha contra el hambre no consiste sólo en producir”, señala Hungría.

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El papel de las mujeres en la seguridad alimentaria es otro de los puntos destacados por la publicación. Actualmente, representan alrededor del 43% del total de productores de la agricultura familiar, además de destacarse en el procesamiento, comercialización y preparación de alimentos. A pesar de esto, las mujeres tienen dificultades para acceder a la tierra y enfrentan otras desigualdades de género.

El libro también aborda la desinformación en torno a la inseguridad alimentaria, el papel de la bioeconomía y la educación en la lucha contra el hambre, entre otros puntos.

“La lucha contra el hambre debe estar siempre en la agenda. Esperamos que este libro sirva de advertencia a la sociedad en general y, en particular, a los responsables de la toma de decisiones, sobre la urgencia de la cuestión», afirma en el prefacio la presidenta de ABC, Helena Nader.

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